Un minuto para renacer...
Al despertarme,
encontré su carta de despedida...
Entendí que se avecinaba el fin.
Sentí que lo único que podía hacer era eliminar
todo lo que había dentro de mí
y arrojarlo a esa amenazante oscuridad.
Así fue como saqué todas mis preocupaciones,
el futuro, mi vida sentimental, mis traumas infantiles,
mis amistades y las traiciones potenciales,
mi trabajo, mi estudio, mis idiomas,
mis sentimientos, ideologías, teorías parciales
hechas en base a lo que pude percibir del mundo que me rodea,
mis lágrimas,
mis enfermedades, mi esquizofrenia,
mi hígado, mi estómago, mis pulmones,
todo saqué,
sólo dejé mi corazón.
Era lo único que me interesaba realmente,
había sido el más dañado,
me acerqué a la ventana para arrojar todo.
Estaba dispuesta a hacerlo pero mi corazón...
me pidió un minuto,
un minuto para sentir,
un minuto para comprender por qué me deshacía de todo,
un minuto para poder canalizar el dolor de dejarlo todo atrás.
Un minuto para renacer.
Creo que fue el minuto más corto e inservible de la historia,
sólo porque terminé sin saber qué hacer.
Ahora sólo podía sentir,
sentir cómo poco a poco me moría.
Al despertarme,
encontré su carta de despedida...