Viejos Pordioseros

Este hecho sucedió hace unos 5 años en la Plaza Rodríguez Peña, vecina a nuestro honorable ex colegio. Me encontraba con dos o tres amigas, ya no lo recuerdo cuando un ciruja se nos acercó y dio rienda suelta a su imaginación (capaz estaba alucinando bajo los efectos del Termidor). Quién sabe si habrá sido verdadera la historia que emanó junto a un par de partículas de saliva, vino de cartón (el tetra papá!) y pasto que había quedado instalado en su barba al babearse durmiendo en la colina más elevada de la plaza? Optamos por creerle.
Hablaba de haber estado en el Central Park, de un tiroteo en Puerto Madryn, de humanos invisibles, de gusanos en su garganta. Necesitaba un cuchillo para liberar su cuello de tanta opresión…qué mejor que retratar semejante historia en combinación con algo tan naïf como era la ficción que protagonizaba Romina Yan junto a un grupo de desdichados niños que vestían ropas de John L. Cook (apa! No eran tan desdichados) quienes sufrían y vivían en un granero tristes y desconsolados cantando temas como el que sigue para olvidar su dolor.
Para poder corear con entusiasmo la canción que expongo a continuación, es necesario recuperar de la memoria (qué término IBM acabo de usar) la melodía de “Corazón con Agujeritos”.

“Garganta con gusanitos”

Sabes? La invisibilidad humana mata
Y nadie se da cuenta porque no se ve
Te pudre todo adentro y estás loca
Es que el dios Gusano quiere comer

Allá en Puerto Madryn te acribillan
Y también te quieren crucificar
Allá en Nueva York te arrastran
Por el asfalto (sí!) en Central Park

Tengo la garganta con gusanitos
Y no me los puedo sacar
Se me está pudriendo de a poquito
Con cada gusano se pudre más

Si tu garganta tiene gusanitos
Juntos lo podemos arreglar
Vamos a sacar un cuchillito
La partimo’ en do’ y se te van!

Sana, sana, garganta con gusanitos
Sana, sana, los matamos de a poquito
Sana, sana, garganta con sarna
Si no sana hoy, la invisibilidad te mata

Sana, sana, garganta con gusani-i-tos!!!


*fue idea de Marrotis, Pilar Yogurt y Naniska, sentadas en el umbral de lo que hoy es una escuela de cocina sita en Rodríguez Peña y Córdoba.