Atravesamos la plaza, un ciruja nos pidió un cigarro, seguimos nuestro camino, semáforo en rojo, esperamos, cruzamos la avenida y llegamos, entramos y caminamos por el gigantesco pasillo, doblamos a la izquierda, mucha utilería, grandes paneles durmiendo a cada lado de nuestro camino, pasamos el estudio 3, alcanzamos el indicado, corrimos las cortinas que impedían nuestro paso, abrimos la puerta y apareció Batman! Un Batman del subdesarrollo por supuesto, piernas esqueléticas, un metro setenta de estatura y consumido por los vicios. Fijó su vista en nosotros y esperó un mínimo de reconocimiento. Una vez que exclamamos: “Oh, Batman”, siguió su trayectoria y pudimos ingresar. Cámaras de antaño, reflectores que parecían venirse abajo en cualquier momento, sonidistas, maquilladores, camarógrafos, una tribuna llena de gente dispuesta a reírse durante una hora, el Tío Coco con su cara cubierta de Angel Face, la Rusa organizando el programa y arrancó...
Doce y cuarenta de la noche y nosotros atónitos observando semejante espectáculo. Una pareja de gauchos zapateando, bailando descontrolados para cerrar el número diciendo: “Este es el Petrella Show”, sólo que Petrella no estaba, perdido andaba por el cerro Uritorco buscando un extraterreste o a Fabio Zerpa en su defecto, en su lugar apareció Batman con toda la mala onda y un promedio de cuarenta puteadas por frase, leyendo noticias y emitiendo opiniones al mejor estilo Marcela Pacheco, risas, aplausos, llegó el “Coco te ayuda” resolviendo el conflicto de una pareja que después de 14 años cayó en la monotonía y el acostumbramiento (siempre un momento de seriedad y compromiso con el público) pero lo mejor, lo extraordinario llegó de la mano del tercer bloque cuando en miras de competir con Tinelli y Susana Giménez dieron lugar al “Qué fenómeno Kids”. Como concursantes nos encontramos con tres tiernos personajes que medían un metro diez sólo que tenían entre 30 y 40 años, sí, estábamos frente a un concurso de enanos! El primero en subir al escenario fue Luis quien nos deleitó con una chacarera. Ver cómo movía sus piecitos incapaz de seguir el ritmo de manera coordinada nos hizo descostillar de la risa pero había más! Osvaldo, el enano acróbata fue el segundo participante. Hizo una entrada triunfal volando por los aires y se contorsionó endemoniadamente haciendo piruetas hasta que en una cayó de espaldas y el sonido nos dolió hasta a nosotros, sobrevivió y dio lugar al tercer competidor. Un enano agrandado (no es un chiste), una especie de Mick Jagger encogido, proveniente de Rollingalandia que agitaba sus bracitos y pedía aplausos y admiración. Lo único que hizo fue contar un chiste (malo por cierto) y ganó el concurso! Fue un robo pero igual desgarramos nuestras gargantas al grito enérgico de “Qué fenómeno!!!”. Y el cierre, la frutilla del postre, tres enanos con gorritos del estilo de Papa Noel acostados en una cama, Tuki de traje con una barba tan crecida que parecía dispuesta a acaparar todo el territorio de su rostro y nosotros alrededor dispuestos a oír el cuentito de las buenas noches que el tío nos iba a leer, cuento delirante donde personajes como el sanguinario Siempre Libre y su ayudante O.B se enfrentaban en un ring con titanes de la talla de Hijitus y Neurus. Y así terminó ese programa que tanto idolatramos, un programa que se va para arriba, un programa que espero dure por mucho tiempo, Compatriotas!
Dos tipos audaces!
*dedicado a Mari y Guille, compañeros de aventuras