Tormenta de Imágenes (parte I)

Un remolino que me lleva,
una vaca que se cae,
un paraguas que se abre,
un animal que corre,
una nube que se estruja hasta quedar seca,
un papel que nunca fue escrito, ni siquiera visto,
una pelota arrojada demasiado lejos,
un pantalón que ajusta demasiado,
una corneta que aturde,
una mirada que enamora.

Un árbol que llega al cielo,
una casa bien construida,
una familia perfecta,
unas trenzas rubias bien atadas,
un gráfico de estadística que viene de regalo con un señor que enseña teorías matemáticas difíciles de entender,
un sol muy alejado,
un par de anteojos que permiten ver la realidad,
una voz que enmudece con el paso del tiempo,
una fuerza indomable que gana respeto,
un paso en la arena.

Una ola en el mar,
una bebida blanca,
un arma blanca,
un tratamiento especial para problemas del corazón,
un programa de TV tan aburrido que la gente prefiere escuchar a Neustadt,
un presidente incompetente,
una realidad que lastima,
una lágrima demasiado pesada para quedarse en el ojo,
un ojo demasiado grande para evitar ver,
una visión demasiado parcial…